Trabuco Online

Thursday, September 21, 2006

Dios toca batería. Y se llama Dave Lombardo



El concierto de Slayer el pasado 17 de septiembre en el Poliedro fue una verdadera sobredodis de metal. Un concierto perfecto, alucinante, arrollador. Definitivamente una experiencia para recordar

Metal. Puro metal. Puro metal del más puro. Una experiencia única. Una iniciación para todo metalero que se precie de serlo. Todos tenemos que pasar por allí para poder decir que realmente somos metaleros.

Quizás esa introducción suena repetitiva, pero mi intención es transmitir de alguna manera la impresión a aquellos que no tuvieron la fortuna de estar allí, porque a los que fueron no hay más nada que decirles. Un concierto brutal, espectacular, enfermo, perfecto, irrepetible, alucinante.

A título personal, para mí el concierto se resume en: Dave Lombardo. Dave Lombardo es Dios. Con todo el respeto al indudable talento de los guitarristas Jeff Hanneman y Kerry King (verdaderos creadores de un estilo), y a la indudable labor como maestro de ceremonias del bajista y cantante Tom Araya, el verdadero protagonista del show se llama Dave Lombardo, quien desde el trono detrás de su batería Tama domina toda la escena con su inmisericorde aporreo de los tambores, platillos y, por supuesto, sus enfermos doble bombos.

Lombardo, iluminado poderosamente por luces ocultas detrás de su kit que proyectan su sombra hasta el infinito, parece una máquina asesina percusiva que viene saliendo del infierno a buscarte, y apenas lo escuchas sabes que no tienes escapatoria. Tu voluntad se esfuma. Tienes que rendirte a sus pies –literalmente, pues con esos pies produce unos ritmos de increíble precisión con esos bombos implacables que te pegan directamente en el pecho–.

Y además, la leyenda es real. Después de casi 20 años leyendo en revistas lo intenso que es un concierto de Slayer, por fin lo viví en persona. Ya sobre el primer escalón de la treintena, señor serio, gordo, ejecutivo, flojo, víctima del infame estrés, incapaz de subir por la escalera los dos pisos hasta mi oficina sin llegar jadeando y casi con nauseas, no sólo me quede en la olla bien adentro durante todo el concierto, brincando sin parar, sino que, ante los acordes de un clásico de la vieja escuela como “Die By the Sword”, no pude evitar la tentación de meterme en el mosh-pit y darme coñazos como un carajito (!).

Para los que estábamos en la olla el sonido era simplemente perfecto, aunque algunos panas que estuvieron en las gradas me comentaron que allí no se percibía el audio con la misma claridad, dados los consabidos ecos y reverberaciones ya comunes del Poliedro (en mi limitada experiencia, sólo los ingenieros de Metallica supieron subsanar este problema). Pero en fin, volviendo a la olla, de verdad el doble bombo te hacia vibrar todo el cuerpo, los estridentes solos de guitarra se distinguían perfectamente y, aunque los más puristas dirán que a Tom no se le escuchaba la voz tan claramente como hubiera sido deseable, en realidad la culpa de eso hay que achacársela al ya legendario entusiasmo del público venezolano, que cantó de principio a fin todos y cada uno de los temas de los panas.

No es mi estilo hacer reseñas canción por canción, porque realmente no hay talento suficiente en ninguna pluma como para transmitir de cerca la experiencia de un concierto. Vale decir que para mí los momentos culminantes de la noche fueron básicamente los temas del Seasons in the Abyss (especialmente la canción homónima), por ser mi disco favorito de Slayer, así como los clásicos viejos y la dupla inmortal de “Postmortem” y “Raining Blood” –que por cierto fue separada para tocar en el interludio “Silent Scream” y “Dead Skin Mask”, con un resultado excepcional–.

Lo realmente inolvidable del concierto: “Die By the Sword”, cuyo repetitivo ritmo de puro thrash me hizo imposible negarme a poguear; “Seasons in the Abyss” completa, simplemente magistral; “Dead Skin Mask”, cuyo ritmo básico es alucinante, enfermizamente pegajoso, con un doble bombo hipnótico; el feedback final de “Postmortem”, extendido malignamente por la banda hasta el punto del delirio, para después cortar hacia los dos temas mencionados antes de volver a “Raining Blood”, lo que resulto en un efecto dramático espectacular; y por último, pero no menos cumbre, la sección de “Raining Blood” donde Lombardo se queda pegado solo con el doble bombo a un frenético ritmo 16/4, el cual también fue extendido con efecto dramático (solamente luz blanca sobre él) y que realmente terminó de destruir lo poco que quedaba de nosotros hasta ese instante.

Como un par de apreciaciones no tan positivas del concierto, me parece que los organizadores de Evenpro pecaron de ingenuos al quitar las gradas inferiores, con lo que la parte superior se convirtió en un balcón a siete metros de altura en su parte más baja. Como era de esperarse, en un concierto de HEAVY METAL con una banda tan intensa como Slayer, en donde hay jóvenes que no saben ni quieren medirse, en pleno concierto algunos exaltados comenzaron a lanzarse a la arena y se dice que unos cuantos salieron fracturados y se llegó a decir que hubo un muerto, lo cual habría sido toda una “bellezura”.

El otro momento down de la noche fue cuando Araya, después de que le tiraron a él y a Kerry un par de botellas plásticas vacías, dijo en perfecto español: “¿Cómo es esta vaina? ¿Venimos a tocar para ustedes y nos arrojan cosas?”. Después se pasó todo el concierto arrecho y al final se despidió con un “Gracias por su basura” que quedará en los anales de la historia del metal en Venezuela, para después irse rápidamente sin compartir más con el público. Es obvio el tercermundismo y la estupidez de quienes pagan un realero para ver a estos dioses del metal (cuya integridad metalera nunca ha sido cuestionada) y luego se drogan hasta el culo y les tiran basura sin darse cuenta de lo que están haciendo o, peor, jurando que se la comieron. Sin embargo, en mi muy personal opinión, un carajo que se ha echado coñazos con los fans y con la gente de seguridad más de una vez, y que canta perlas como “no eres nada, un objeto de animación, un maniquí subjetivo, sumisa a punta de coñazos, violada una y otra vez” o “cuerpos decapitados en mi habitación, en mi pared tu cabeza”, y se pone con estas mariconerías de “No me arrojen basura porque me pongo a llorar”, seguramente tenía la regla ese día.

Para cerrar el círculo, termino con el tema con el cual comencé: Dave Lombardo. Para que conste que esto no es una adoración ciega de un baterista amateur por uno de sus ídolos, déjenme decirles que más de una vez los cánticos de “¡Slayer, Slayer, Slayer…!” (pronunciados “¡esss-le-ierrrr, esss-le-ierrrr, esss-le-ierrrr,”, jeje) fueron superados por los gritos de “¡Lombardo, Lombardo, Lombardo…!”. Aunque debo confesar que, para perjuicio de mis pobres amígdalas, yo fui el artífice de esos cánticos más de una vez. Pero lo importante es que Dave sintió ese cariño. En medio de increíbles repiques y breaks se le veía una gran sonrisa de oreja a oreja, y hasta tuvo tiempo de devolverle el favor con una mano a una entusiasta que se montó en hombros de su novio a lanzarle besos, mientras con la otra mano seguía sin pausa su paseo por los tom-toms de su gran Tama.

Definitivamente, estos panas, que están más cerca de los cincuenta que de los cuarenta, y andan en esto desde 1981, dieron esa noche una lección de metal extremo que habría avergonzado muchas bandas de esas de nombres impronunciables y logos indescifrables, por no hablar de la asquerosa camada de metalcoreros –herederos infames en esta década de lo que en los noventa fue el numetal–.



El set list del concierto fue el siguiente:

Disciple
War Ensemble
Blood Red
Die By the Sword
Spirit in Black
Hallowed Point
Cult
Show No Mercy*
God Send Death
Mandatory Suicide
Seasons in the Abyss
Chemical Warfare
Hell Awaits
Postmortem
Silent Scream
Dead Skin Mask
Raining Blood
South of Heaven
Angel of Death

* “Show No Mercy” no estoy 100% seguro de que la tocaron, pero creo que sí.

Las fotos son cortesía de: 1. Dave Lombardo - Dark Photography (no es de este concierto, pero me servía perfectamente para ilustrar mi punto); 2. Kerry King - El Poteiro (pedazo de foto, man, la simbología es elocuente); 3. Tom Araya - El team Barton/Dr. Basura de RuralTex; 4. Kerry King - Un pana de una pana del Poteiro.

Chequéen otras dos interesantes reseñas del concierto en casa de los panas Barton (http://ruraltex.blogspot.com) y Spiff (http://spiff-o-rama.blogspot.com).

PD: Por cierto, con respecto al título, que es el mismo mensaje que tengo el nick de mi MSN, un pana lo leyó en estos días y me escribió: “Chamo, tu eres politeista. Cuando vino [Mike] Portnoy [de Dream Theater] dijiste lo mismo”. ¡Demasiado bueno!

PD2: Pronto la reseña del nuevo disco, el magistral Christ Illusion, así como del palazo que es el disco nuevo de Lamb of God, Sacrament. También las de los novísimos DVDs de Gigantour 2005 y Arch Enemy en vivo. ¡Puro metal!

Wednesday, May 31, 2006

Tool: Alquimistas del metal















Sin importar cuántos millones de discos ha vendido, para sus fanáticos continúa siendo una banda de culto que no ha perdido ni un ápice de respeto, a la cual siguen con fervor religioso. Cinco años después del increíble Lateralus, regresan con 10,000 Days

Desde sus inicios, todo lo que tiene que ver con Tool ha estado rodeado de un aura de misterio. El arte de sus discos, o sus impresionantes videoclips animados; la aparente austeridad de su escenario en concierto, en donde las luces ocultan más de lo que muestran; las escasas e impredecibles sesiones fotográficas. Todo lo anterior está marcado por una especie de minimalismo críptico, en donde pareciera que el secreto es estimular algún punto en el subconsciente del espectador para generar una respuesta que sólo ellos conocen.

Si esto parece descabellado, basta visitar la página web de la banda, que esta dividida en el “hemisferio izquierdo” del cerebro (
www.toolband.com) y el “hemisferio derecho” (www.dissectional.com). Toolband.com es una página tradicional, con las respectivas secciones de noticias, discografía, biografía, etc. En cambio, en Dissectional.com, dedicada las “influencias artísticas” del grupo, después de ser advertidos que se trata de una página que requiere de una computadora potente y un gran ancho de banda, los visitantes se encuentran con la advertencia de que están a punto de adentrarse en un viaje en el que cualquier cosa será posible.

Esto denota influencias del estudio de la Kábala, doctrina hebrea que representa un esquema o mapa para definir el origen del universo y todo lo que este contiene. Dentro de la Kábala, la mitad izquierda del cerebro representa el conocimiento objetivo, mientras que el hemisferio derecho está más relacionado con lo subjetivo, con lo místico y la comprensión intrínseca del significado oculto de los símbolos.

La influencia del ocultismo se observa, asimismo, en los títulos y letras de las canciones de Tool. Pero, una vez más, se trata de un rompecabezas que pareciera haber sido desarmado y rearmado en un orden distinto, como para asegurarse de que el mensaje sea cualquier cosa excepto fácil de descifrar.

Alquimia moderna

Clasificar a Tool dentro de algún subgénero específico ha sido causa de conflictos entre sus seguidores desde sus inicios. La definición que genera menos rechazo es la de rock progresivo. Ciertamente, para lograr su sonido los miembros de Tool toman elementos progresivos tradicionales (influenciados especialmente por King Crimson, Pink Floyd y Rush) junto con ingredientes del thrash refinado de Metallica, aderezos del entorno grunge que los vio nacer y toques del rock depresivo de The Cure y Depeche Mode, y los combinan con alguna antigua receta alquímica secreta para lograr un sonido único.

Intensos pasajes percusivos –en donde el bajo y la batería hacen fiesta con una intensidad casi tribal–, guitarras graves pero elegantes y una voz que transmite infinita emoción, son algunas de las características principales de la música de Tool, canalizados a través de técnicas propias de la música progresiva, como el uso de disonancias, polirritmos, tiempos inusuales y, por supuesto, una producción transparente e impecable.

A su vez, Tool han influenciado a gran cantidad de artistas contemporáneos de todo rango, desde numetaleros (especialmente Mudvayne) hasta grupos vanguardistas como Dillinger Escape Plan y The Mars Volta, pasando por metaleros más extremos como Opeth, Katatonia y Deadsoul Tribe.

Diez mil días

El 2 de mayo fue lanzado al mercado el cuarto disco de Tool, titulado 10,000 Days, en una semana interesante para el rock en las carteleras. A la fecha de cierre de la presente edición, se especulaba que los tres primeros puestos del Billboard estadounidense se pelearían entre Tool y Pearl Jam (cuyos discos salieron el mismo día) y el álbum IV de Godsmack, que había debutado en el número 1 la semana anterior.

La actividad promocional del disco comenzó unos días antes (28 y 29 de abril) con la exitosa participación de Tool en el Coachella Festival (California, EE UU), en donde fueron cabezas de cartel, por encima de luminarias como Madonna, Depeche Mode, Franz Ferdinand, entre otros, lo que demuestra la estatura de la banda dentro de la escena musical. Asimismo, para la primera parte de la gira promocional en Estados Unidos, como era de esperarse, se vendieron las entradas en cuestión de minutos.

10,000 Days se caracteriza, al igual que Lateralus, por la impresionante presentación visual: un digipack cargado de imágenes simbólicas que supuestamente contienen mensajes ocultos, complementado con un par de lentes de tercera dimensión. El diseño es del guitarrista Adam Jones. Se dice que el título del disco hace referencia a los 27 años (o alrededor de 10 mil días) que pasó la madre del vocalista paralizada por una embolia, hasta que eventualmente murió.




Hacia una nueva conciencia

El nombre de Tool (“herramienta” en inglés) se refiere a que la banda es una herramienta para la percepción de una realidad espiritual o interna que va más allá de la ilusión de la vida mundana contemporánea. En una reciente entrevista con el periódico australiano The Age, el bajista explicaba que la música de Tool debe percibirse como los cuadros generados por computadora que ocultan imágenes tridimensionales: “Cuando tu los ves, dejas que tus ojos se relajen y luego puedes ver la imagen que ocultan. Nuestra música es igual, relaja y abre tu mente”.